Nippon Ginko

Los gobiernos del Japón hasta la década de 1870, todavía estaban empeñados en afianzar las instituciones que pretendían convertir al Japón en un estado moderno. Una de las cuestiones por resolver era la unificación de la moneda, pues circulaban multitud de ellas de oro, plata y cobre, y billetes con valores inseguros y cambiantes, y al mismo tiempo había que establecer un sistema bancario, predominando el criterio de adoptar un modelo parecido al de Estados Unidos en aquella época (Banking Act de 1865). Otros criterios se inclinaban por alguno de los sistemas europeos, pero finalmente la Ley de creación de la Banca Nacional, se asemejaba a la norteamericana de multiplicidad de Bancos de emisión constituidos como sociedades anónimas por acciones, con autorización por 30 años y la obligación de invertir el 60% del capital en títulos del Estado y el resto en reservas metálicas. El montón de los billetes convertibles sólo podía alcanzar igual volumen que los bonos. Por otro lado el Tesoro también emitía papel moneda no convertible. El sistema no resultaba rentable y no se producía la esperada expansión, por lo que se modificaron las condiciones en 1876, dando más facilidades para emitir billetes y suprimiendo de hecho la obligación de mantener reservas metálicas, sustituidas por billetes del Estado. Estos Bancos, además de administrar fondos del Estado, recibían depósitos, aunque con un incremento muy lento, y, en general, desarrollaban operaciones iguales a las que estaban autorizados a practicar los Bancos privados comerciales. Como consecuenia de la guerra y de los indudables defectos del sistema de Bancos nacionales, el 10 de octubre de 1882, tras una serie de propuestas, se promulga el Acta de creación del Banco del Japón (Nippon Ginko), constituido como sociedad anónima privada pero cuyo capital fue suscrito por el Estado en un 50% reservándose el derecho a designar el Gobernador y otros altos directivos, así como a fiscalizar sus actividades. Sus funciones eran las de emisión de billetes en régimen de monopolio por 32 años, realizar las operaciones de agente del Tesoro, regular la disponibilidad de liquidez y financiar el comercio internacional. De hecho, en pocos años el Banco del Japón se convirtió en banco de bancos, actuando de prestamista de éstos en último término, como igualmente del gobierno. En 1912, fue prorrogado el privilegio por otros 30 años y el 24-II-1942, se publicó una nueva ley del Banco, que se modificó en 1949.

Actualmente el Banco del Japón tiene encomendadas las funciones de emisión de billetes y ejecución de las actividades que por su cuenta le asigna el Ministro de Hacienda, relativas a fondos del Estado sobre los que desempeña todos los servicios de agencia, además de la realización de anticipos al Tesoro y créditos que se acuerden al gobierno con autorización parlamentaria. Está autorizado para fijar los tipos de redescuento y préstamos, sobre cualquier clase de títulos valores que considere conveniente operar; a intervenir en los mercados de dinero, sobre Bonos del Tesoro y cualquier otro título de solvencia, con objeto de reducir las tensiones y drenar o inyectar liquidez para mantener en términos moderados la expansión monetaria y las tasas de interés. En cuanto a los Bancos y otras instituciones financieras, actúa como último prestamista y dispone de facultades para el establecimiento de reservas y supervisión del cumplimiento de los reglamentos bancarios.

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