2. 4. Deuda con riesgo. Los mercados de rating

Manuales - Diccionario

Mercados e Instrumentos Financieros

01-06-2017

La calificación crediticia o rating es el establecimiento de la solvencia de una entidad para determinadas emisiones de deuda o acceso al crédito, e incluso una calificación global sobre la solvencia de una empresa pública o privada, de organismos, administraciones públicas y hasta estados. Lo que se pretende mediante la calificación es proporcionar un indicador de la probabilidad de pago en la fecha prevista, tanto del principal como de los intereses, por parte del emisor de deuda. El rating no significa una recomendación para mantener o vender un título puesto que no tiene nada que ver con la evolución del precio, que varía por otros factores como puede ser el tipo de interés, simplemente se está indicando la seguridad en el pago de la deuda. Son objeto de calificación, como hemos señalado, tanto el emisor de deuda en cuanto a institución, como la propia deuda emitida.

Las calificaciones de rating suelen distinguirse mediante unas siglas de letras o de letras y números, diferenciándose según sean para deudas a corto o largo plazo, considerando como corto plazo, normalmente, las operaciones con vencimiento hasta un año, y a largo plazo las que exceden del año.

En las calificaciones a largo plazo se evalúa la solidez y solvencia futuras del emisor en cuanto a hacer frente a sus obligaciones y la protección de la deuda en cuanto a sus garantías, basadas en las cláusulas del contrato de cada título relativas a su estatus de subordinada o no, seguros, cláusulas de pignoración negativas, etc. En las calificaciones a corto plazo lo que realmente se determina es la liquidez.

Esta calificación se realiza por empresas especializadas en el análisis de riesgos y por supuesto independientes, siendo las principales las multinacionales Moody´s Investor Service, Standard and Poor´s Corporation y Fitch IBCA. Son clientes de las empresas de rating, especialmente, los emisores de deuda y valores en general y las empresas e inversores institucionales, procediendo sus ingresos de los suscriptores de sus publicaciones y, por supuesto, de las entidades emisoras que abonan los derechos de calificación. Para los emisores, el pago de la tarifa es un gasto de inversión, ya que una buena calificación les permite reducir el tipo de interés al comportar un menor riesgo y, por otra parte, si el resultado no ha sido el esperado, puede prohibir su publicación.

Los códigos de calificación de estas agencias son los siguientes:

calificaciones de deuda

Adicionalmente se publica el llamado rating outlook o de perspectiva, como evaluación de la posible dirección que puede tomar, a medio y largo plazo, la calificación de la deuda a largo plazo de un emisor. para su determinación, se toman en consideración cualesquiera variaciones en las condiciones económicas y/o fundamentales del sector. Las calificaciones otorgadas en este nivel son:

perspectivas calificaciones de deuda

Para las empresas emisoras de deuda así como para las emisiones públicas, el rating es actualmente un factor que influye en la posibilidad de colocar las emisiones y en el coste o servicio de la deuda, porque una buena calificación realizada por una de las grandes empresas independientes es apreciada por los inversores, e incluso los institucionales tienden cada vez más a disponer de esta forma de calificación de riesgo para tomar parte en una emisión. Pero esto no significa que todos los emisores soliciten un rating para poner en el mercado una emisión de deuda, ya sea a corto o a largo plazo. Todo depende de su nivel de solvencia y presencia en el mercado, así como del volumen de la operación. No obstante, cada vez parece más necesario contar con una calificación, especialmente cuando el nivel puede ser muy alto puesto que, como ya hemos dicho, ello va a redundar en facilidades de colocación y menores costes.

Pero en estas valoraciones de solvencia existe un riesgo, como es la evaluación de la independencia y solvencia técnica de las empresas especializadas que emiten un determinado rating y de sus equipos técnicos, porque si directa o indirectamente participan en el capital de las mismas o en los órganos de decisión los emisores o personas a las que alcanza la influencia de éstos, su credibilidad disminuye. De hecho, el prestigio del rating a nivel global y, por supuesto, de una entidad de calificación determinada, descansa tanto en su nivel técnico como en su real y efectiva independencia en los juicios que emite.

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