6. MERCADO DE DERIVADOS

La volatilidad de los tipos de cambio propició la aparición de los instrumentos denominados derivados: los futuros y las opciones, entre otros. En este sentido, el mercado de futuros se anticipó al abandono del sistema de paridades fijas impuesto en Bretton Woods y que dio lugar a la libertad de cambios, provocando una fluctuación excesiva de dichos tipos y haciendo necesaria la gestión del riesgo de esta situación.

De la transacción spot o a contado, sin cubrir, se pasó a los contratos a plazo o forward, con la finalidad de cubrirse de las fluctuaciones de los tipos de cambio, mediante un acuerdo que fijara el tipo futuro a aplicar a una transacción en moneda extranjera. Mediante los contratos a plazo es posible reducir y anular el riesgo derivado del tipo de cambio, sin embargo, no resultan instrumentos muy líquidos y las líneas de crédito resultan muy reducidas.

Para solucionar esto se acudió a los futuros sobre divisas que al igual que los contratos a plazo imponen un tipo de cambio fijo para una transacción futura, pero que sí son más fáciles de negociar por la normalización de sus términos.

El paso hacia la opción sobre divisas provino de la necesidad de flexibilizar la cobertura del riesgo sin imponer ninguna obligación. Los contratos de opción proporcionan el derecho a realizar una transacción en un momento futuro a un tipo fijado de antemano, pero no imponen la obligación de efectuarla, con lo que se integra la cobertura y la flexibilidad sin obligaciones restrictivas.

Entre los instrumentos derivados existentes, en este capítulo se van a destacar solamente los futuros y las opciones sobre activos financieros, si bien, existen otros instrumentos financieros que están orientados también a la inversión como son los warrants o a la gestión empresarial como FRAs, SWAPs, etc.

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